jueves, 14 de diciembre de 2017

Un fantasma

Un fantasma acosa a nuestra América. Es el fantasma del neoliberalismo que, camuflado con pieles de legitimidad democrática y a la moda de hoy, vino a apropiarse, otra vez y como siempre, de la riqueza que con tanto sacrificio producen sus habitantes.

La Argentina de hoy es testigo de una apurada embestida contra los fondos de su sistema previsional. Sí, otra vez este conocido fantasma quiere meter la mano en la lata de los jubilados, discapacitados, pensionados y niños beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo mientras agita gastados prejuicios con el solo objetivo de confundir y generar discordia entre los argentinos para que no reparen en lo que hoy se discute en el congreso nacional.

El fondo del sistema previsional no es más que el ahorro de los argentinos que, mes a mes aportan con parte de su sueldo y con parte del IVA que pagan cada vez que compran un bien o un servicio. Y lo que pretende esta “reforma” es ajustar gran parte de este ahorro.

La guita de los jubilados es de todos los argentinos. Es del médico que paga el impuesto a ganancias, es del empleado público que le cuesta llegar a fin de mes, es del que vende alfajores en el tren que cuando va al almacén paga el IVA como todos, es del almacenero que sufre la baja en el consumo pero sigue pagando sus impuestos, es de la pyme que cada vez le cuesta más competir contra los importados pero que sigue pagando la carga social de sus empleados, es de los empleados de las pymes que también hacen su aporte, etc. La guita de los jubilados es también de los trabajadores.
Y la guita que le quieren sacar a los jubilados hoy, es la guita que desde hace dos años no pagan las empresas mineras, es la guita que dejaron de pagar los grandes pooles de siembra cuando les bajaron las retenciones, es la guita que no aportan los que evaden impuestos, es la guita que no pagaron las empresas prestadoras de servicios cuando les perdonaron sus suculentas deudas, es la guita que no aportan los jueces y todo el poder judicial.

Esto no es más que una transferencia de recursos de un sector a otro. Ninguna novedad de este fantasma que con poca astucia y originalidad solo sabe ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes.

Pero además el fantasma del neoliberalismo nos quiere convencer de que esta medida es, una vez más, y sin importar si sus lacayos lo hacen con culpa o lágrimas en los ojos, inevitable. La inevitabilidad de esta transferencia de riqueza es una gran mentira. No era inevitable quitarle las retenciones a las exportaciones de soja, tampoco inevitable quitarle las retenciones a las mineras, o es inevitable que los jueces sigan sin pagar ganancias. Todo es producto de una decisión política tomada por quienes hoy nos gobiernan. Primero, la decisión de ajustar y segundo, que el ajuste lo paguen los trabajadores.

Hoy, el fantasma buscará que se apruebe lo que vendría a ser solo un ítem de su lista de medidas antipopulares escritas en inglés. Pero también, a fuerza de palos, gases y balas, pretenderá callar la voz del pueblo que, a viva voz y en la calle, pondrá el cuerpo y la garganta para gritarle al mundo que no está dispuesto a retroceder ni un paso y resignar derechos que tanta sangre, sudor y lágrimas costaron.

Hoy, los diputados del congreso pasarán a la historia como artífices del saqueo a los que menos tienen o como dignos representantes del pueblo de la Nación Argentina. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario