Un fantasma acosa a nuestra América. Es el fantasma del
neoliberalismo que, camuflado con pieles de legitimidad democrática y a la moda
de hoy, vino a apropiarse, otra vez y como siempre, de la riqueza que con tanto
sacrificio producen sus habitantes.
La Argentina de hoy es testigo de una apurada embestida
contra los fondos de su sistema previsional. Sí, otra vez este conocido fantasma
quiere meter la mano en la lata de los jubilados, discapacitados, pensionados y
niños beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo mientras agita gastados
prejuicios con el solo objetivo de confundir y generar discordia entre los
argentinos para que no reparen en lo que hoy se discute en el congreso nacional.
El fondo del sistema previsional no es más que el ahorro de
los argentinos que, mes a mes aportan con parte de su sueldo y con parte del
IVA que pagan cada vez que compran un bien o un servicio. Y lo que pretende
esta “reforma” es ajustar gran parte de este ahorro.
La guita de los jubilados es de todos los argentinos. Es del
médico que paga el impuesto a ganancias, es del empleado público que le cuesta
llegar a fin de mes, es del que vende alfajores en el tren que cuando va al almacén
paga el IVA como todos, es del almacenero que sufre la baja en el consumo pero
sigue pagando sus impuestos, es de la pyme que cada vez le cuesta más competir
contra los importados pero que sigue pagando la carga social de sus empleados, es
de los empleados de las pymes que también hacen su aporte, etc. La guita de los
jubilados es también de los trabajadores.
Y la guita que le quieren sacar a los jubilados hoy, es la
guita que desde hace dos años no pagan las empresas mineras, es la guita que
dejaron de pagar los grandes pooles de siembra cuando les bajaron las
retenciones, es la guita que no aportan los que evaden impuestos, es la guita
que no pagaron las empresas prestadoras de servicios cuando les perdonaron sus
suculentas deudas, es la guita que no aportan los jueces y todo el poder
judicial.
Esto no es más que una transferencia de recursos de un
sector a otro. Ninguna novedad de este fantasma que con poca astucia y originalidad
solo sabe ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes.
Pero además el fantasma del neoliberalismo nos quiere
convencer de que esta medida es, una vez más, y sin importar si sus lacayos lo
hacen con culpa o lágrimas en los ojos, inevitable. La inevitabilidad de esta
transferencia de riqueza es una gran mentira. No era inevitable quitarle las
retenciones a las exportaciones de soja, tampoco inevitable quitarle las
retenciones a las mineras, o es inevitable que los jueces sigan sin pagar
ganancias. Todo es producto de una decisión política tomada por quienes hoy nos
gobiernan. Primero, la decisión de ajustar y segundo, que el ajuste lo paguen
los trabajadores.
Hoy, el fantasma buscará que se apruebe lo que vendría a ser
solo un ítem de su lista de medidas antipopulares escritas en inglés. Pero
también, a fuerza de palos, gases y balas, pretenderá callar la voz del pueblo
que, a viva voz y en la calle, pondrá el cuerpo y la garganta para gritarle al
mundo que no está dispuesto a retroceder ni un paso y resignar derechos que tanta
sangre, sudor y lágrimas costaron.
Hoy, los diputados del congreso pasarán a la historia como artífices
del saqueo a los que menos tienen o como dignos representantes del pueblo de la
Nación Argentina.
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